La rutina vuelve a la vida, como si no hubiera pasado nada, pero en esa rutina diaria todo a cambiado, hacia fuera no se percibe, nadie nota nada, te has calzado tu coraza, esa misma que hace años guardaste en una caja porque ya no necesitabas.
Recurres a ella de nuevo, porque tienes miedo de no poder afrontar la normalidad cuando no es tal.
Te levantas, dejas la cama vacía, como la encontraste cuando te acostaste.
Desayunas y solo encuentras lo que tú dejas en el fregadero, te duchas y al abrir la puerta nada se ha movido, porque nadie lo va a mover.
Te pones tu coraza y te dispones a enfrentarte al mundo, igual hacia fuera pero distinta por dentro, porque ese vacío, no te permite llegar correctamente al suelo.
Es lunes y toca volver a ser un zombie en una manada, seguir los tiempos, seguir las pautas, mantener los horarios.
Y por la noche... volver al vacío donde te volverás a quitar la coraza, porque solo estará tu taza, tu lado de la cama y tu puerta cerrada.
cuan identificada me siento, hace años pasé por eso y es muy jodido....
ResponderEliminaránimo, llegará un momento que el vacío se irá
besos